martes, 16 de septiembre de 2008

Un pueblo llamado Ninguno


La primera vez que oí hablar de Aucun, fue por boca de mi abuelo, una templada tarde de primavera, mientras descansábamos sentados en un trebolar a las afueras de Villoldo, muy cerca de la palomera que dicen del Infante. Fue a cuento de una mención rápida que hizo a un antepasado nuestro, nacido en aquél lugar y que era cantero, y algo más que no logré entender por aquél entonces:

- Los De Batz tenemos algo de agotes en nuestra sangre, o eso por lo menos me contaba a mí tu tatarabuelo cuando tenía tu edad.

Jamás volvimos tocar el tema, pues a mi abuelo no parecía apetecerle nunca hablar de nada que estuviera muy lejos de su espalda. Pero esta pequeña anécdota había dejado en mi un poso que, con el tiempo y las visitas frecuentes al rincón que ocupaba en mi memoria, fue convirtiéndose en una creciente curiosidad.

Así fue como Aucun -ninguno, traducido al castellano-, fue tomando forma en mi imaginación a partir de todos los retazos que habían sobrevivido de mis entonces primeras lecturas, y de todas aquellas historias que escuchaba, o veía por la televisión. Se me ocurría que era uno de esos pueblos que aparecen y desaparecen a su antojo, como la misteriosa isla de San Borodón o el cinematográfico Brigadoon, y que en él habitaban unos enigmáticos personajes a los que, no sabían bien porqué, llamaban agotes. Los imaginaba en sus quehaceres diarios: trabajando el campo o cortando la piedra, cazando y bailando, disfrutando del espectáculo de aquellos saltimbanquis que vagaban por el mundo, o uniendo sus vidas durante el día; todo esto terminaba con la llegada de la noche, cuando el mismo músico que hasta entonces había llevado la alegría a los habitantes de Aucun, invocaba a la luna junto a su perro -muy parecido a mi Lurregabe-, que descansaba al amor de aquella blanca luz que les iba a hacer desaparecer una noche más.

Todavía recuerdo con una sonrisa lo mucho que hubo de extrañar mi respuesta a aquellos que por aquél entonces, movidos por la curiosidad de verme forastero en su tierra, me preguntaban por el pueblo del que procedía, pues simplemente les contestaba:

- De Ninguno.

16 comentarios:

Chela dijo...

¡Hola Charles!

Me alegró mucho ver tu comentario en mi blog e inmediatamente me vine al tuyo, a este que es (nuevo para mí) pues en el otro veo que sigues todavía ausente.

También este me gusta mucho, pero es siempre es por lo que cuentas y como lo cuentas...

Verdaderamente Aucun, por su situación en los Altos Pirineos franceses se presta mucho, como tú dices, a parecerse al encantador Brigadoon, en el que el pueblo desarrollaba su vida, tras la niebla, oculto a la vista de los extraños.

Los pueblos de montaña, en los crudos inviernos, son todos como Brigadoon, viven envueltos en la magia de su aislamiento y confundidos con la naturaleza.

Un fuerte abrazo. Me alegra haber vuelto a conectar contigo y con el hechizo de tus páginas

Vailima dijo...

¡Oh, Charles, como siempre un placer! Elegante, también como siempre, ese estilo tuyo con el que nos regalas historias y cuentos.
Porque sé a ciencia cierta que no puede ser, pero juraría que el de hoy lo has escrito con una estilográfica.
un abrazo

Charles de Batz dijo...

!Hola Chela!, fue para mi un verdadero placer leer como nos hablabas de unas tierras a las que guardo tan especial afecto desde que tuve el placer de conocerlas. Prometo volver, lo he prometido y regresaré porque me comprometí a hacerlo para escribir en el libro de peregrinos de la Iglesia de Santiago de aquél pueblo algo que va a responder a lo que entonces me preguntaba en él. Afortunadamente el Charles de hoy puede darle una respuesta al de hace dos años. Alguna ventaja tiene el paso del tiempo...

Yo también me alegro de volver a encontrarte por aquí, y aunque no voy a poder bitacorear con la frecuencia de antes, prometo reservar siempre unos momentos para visitar tu cuaderno. Lo haré con mucho gusto.

Muchas gracias, querida Vailima, y espero que, en parte, quede ya algo respondido tu interés por la imagén de la anterior anotación, ya que se trata de la pila bautismal del pueblo del que hablo en ésta. Valor artístico no se si tendrá, pero vi tanto encanto en los relieves que la adornaban -podían verse como si se tratara de una historia lineal-, que no pude resistirme a visitarla por segunda vez, para pasarme un buen rato fotografiándola completamente.
Tengo la intención de contaros algo más al respecto si se me ocurre la manera de hacerlo.

Lo de la estilográfica es doblemente difícil, pues lo de ser zurdo complica bastante la cosa y convierte lo escrito en un manchón de tinta y el lado la mano en un enorme lunar de tinta. Utilizo lo más próximo a ello que no tenga tales consecuencias: unos rotuladores negros de punta fina, y,si,siempre que puedo prefiero garabatear aunque solo sean las ideas sobre un papel; asi disfruto un poco más de la escritura, aunque luego no se note.

Muchas gracias por vuestra visita.

Salud

Anónimo dijo...

Pues mirando en la wiki, he visto esta descripción de los agotes de Caro Baroja, así que ya nos podemos hacer una idea de tu aspecto: "cara ancha y juanetuda, esqueleto fuerte, pómulos salientes, distancia bicigomática fuerte, grandes ojos azules o verdes claros, algo oblicuos. Cráneo branquicéfalo, tez blanca, pálida y pelo castaño o rubio" bueno es broma, y no haremos lo del garrotazo en el cogote Sr de Batz. Un abrazo y, como siempre, consigues que nos quedemos esperando y aguantando las ganas de seguir escuchando.

Alberto dijo...

Sentirte forastero en tu propia tierra es un tema que queria abordar yo en un relato que estaba preparando acerca de "Los ningunos"...

Que casualidad Charles! (conexión cósmica....)

Matricula de honor.
Un abrazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Tu capacidad para la evocación es inmensa. A medida que te iba leyendo, iba recordando yo también eso de las islas misteriosas, y no lo digo sólo por San Borondon, sino también por las que citaban los árabes. Y eres muy astuto, tanto como Odiseo, al esponder a la pregunta de tu pueblo de origen: Ninguno.
Es un gran placer leerte, querido amigo.

Anónimo dijo...

San borondón, Ninguno, La Atlántida, todas ellas son hermosos relatos de un náufrago viajero que desplegó velas.
Quedamos a la espera de noticias nuevas de él

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Una respuesta excelente y unos orígenes muy peculiares. En esa tesitura quizás respondiera que soy de todos los lugares que viene a ser casi la misma conclusión.

Algo leí sobre los agotes, voy a buscar más información.

Curioso, también empleo los rotuladores de punta fina. Acabo comprándolos en cualquier sitio, olvidándolos y volviendo a hacerme con otro para desesperación de las personas que viven cerca.


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Saludos, Goathe.

Charles de Batz dijo...

Me ha tocado Usted en la fibra querido amigo Vere, mentando a mi apreciado Don Julio, uno de lo hombres más sabios que tuvo nuestro país en el siglo pasado. En cuanto a lo de mi aspecto... eso de "grandes ojos azules o verdes claros" es algo que ha hecho reir mucho a mi timonel, Madame de Batz.

Celebro que te hayas sentido interesado por lo que cuento, y celebro aún más vuestra intención manifiesta de reactivar ese jardín que últimamente tenéis un tanto abandonado. No tardéis mucho.

Espero con interés, Alberto, tu nuevo relato. Lo bueno de casualidades como ésta, es que nos van permitir ver con mayor relieve y desde diferentes puntos de vista un mismo sentimiento; el de la extranjería afectiva.

Querida Isabel, como bien sabes, al final el imaginario popular da la apariencia en muchas ocasiones de ser más reducido de lo que pudiera creerse, y en todo el mundo han repetido con mucha frecuencia los mismos argumentos míticos, con ligeras adaptaciones al tiempo el lugar en el que se dan.Eso es lo que hace que historias como la de la isla que desaparece, llegue a darse en culturas tan diversas como la céltica, la árabe y, hace poco leí sobre ello, la japonesa.

El placer para mi, querida amiga, es teneros aquí.

Se intentará, Anarkasis: seguiremos el hilo de la historia, para ver si nos enteramos de qué es lo que ocurre y a dónde nos lleva esta vez nuestra particular agencia de viajes.

Lo de los rotuladores, Goathemala, debe ser sintomático de los que los usamos, o por lo menos te puedo decir que a mí también me pasa eso de dejármelos por todas partes. Será que ponen algo en la tinta... ;-)

Para leer sobre los agotes, lo mejor lo ha escrito en mi opinión María del Carmen Aguirre Delclaux. Que yo sepa, tiene dos libros sobre el tema: el primero es muy difícil de encontrar, pues según dicen, se agotó hace tiempo; y el segundo lo editaron hará cosa de dos años.

Muchas gracias por vuestras palabras

Salud

Freia dijo...

Aunque no pueda seguirte con toda la asiduidad que me gustaría, aquí sigo pegadita al relato, a ver dónde nos conduce esta vez.

Un abrazo

Charles de Batz dijo...

Hemos empezado el curso un tanto atareados ¿verdad, Freia?. A mí me pasa otro tanto. Gracias para dedicarle un momento a este cuaderno.

Salud

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Vengo a comprobar divertido que cuadro perfectamente con la descripción que hace Vere de la fisonomía de los agotes. Ahora habrá que añadir a los orígenes de mi apellido - en Francia dicen unos, en Alemania otros, País Vasco los más - a esos escondidos valles pirenaicos.

Un misterio simpático.

Saludos.

Charles de Batz dijo...

Si que es curioso el enigma, amigo Goathemala, y encima de los que me gustan... me traen recuerdos de mi antigua ocupación de genealogista. Lo de Alemania lo veo menos probable que las otras dos opciones, pero vaya usted a saber.

Salud

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Mi abuelo paterno, filogermanista apasionado, se emocionó al comprobar que en los libros bautismales aparecían las primeras reseñas de nuestro apellido coincidiendo con las repoblaciones de católicos alemanes que realizó Carlos III en Sierra Morena. Yo creo que esa coincidencia alimentada por el aspecto de muchos de los que cargamos este apellido nació esa idea.

Un familiar de mi padre, llegada su jubilación tuvo la idea de buscar los orígenes y me confirmaba "con total seguridad" que la cuna del apellido común estaba en la región de Aquitania.

Los genealogistas nos ponen en Arrasate.

Quizás alguna vez tenga tiempo para indagar en esas zonas que imagino bellísimas, aunque, te soy sincero, la curiosidad me nace simplemente por visitarlas y disfrutar de sus peculiaridades con independencia de que estén, o no, allí los orígenes.

Perdona, por favor, la extensión y que personalizara los comentarios.

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Saludos, Goathe.

Leodegundia dijo...

Será curioso e interesante conocer la procedencia del nombre de ese pueblo, pues para llamarse Ninguno tiene que existir una buena historia detrás. Espero que nos la cuentes.
Buen fin de semana.

Charles de Batz dijo...

De perdón nada, Goathemala, más bien todo lo contrario ya que celebro que de alguna manera este texto pueda dar lugar a alguna que otra reflexión o comentario como el tuyo.

Con respecto a lo que me cuentas, me gustaría comentar un par de cosas que, si te parece, lo haré por correo en cuanto tenga un momento. Prometo no tardar.

Desgraciadamente, querida Leo, no tengo claro por dónde va a desembocar esta historia, pues todavía no me he parado a pensar siquiera si voy a seguir con ello, aunque lo más probable es que sí. En cuanto robe un rato a alguno de estos días veremos lo que pasa.

Muchas gracias por vuestros comentarios

Salud

Geoclock


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