lunes, 28 de julio de 2008

Identidades

El día pasado, mientras escuchaba un viejo disco de Woody Guthrie que compré hace tiempo, cuando acompañaba con él la lectura de aquellas “Uvas de la ira” de los años de la depresión y la Dust Bowl, quise visitar alguna de esas páginas que circulan por Internet dedicadas a la obra de Dorothea Lange, una de mis fotógrafos favoritas, cuya obra se centra en gran parte en los años de la Gran Depresión. Pero mi atención se desvió al poco hacia otro de los temas que ocupó a la cámara de Lange: la llamada con no poco eufemismo “reubicación” de los ciudadanos de origen japones en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Hubo una de ellas que me llamó especialmente la atención, que venía acompañada de un pequeño texto explicativo:

“Un comerciante americano de origen nipón colocó este cartel en la puerta de su negocio el día siguiente al ataque a Pearl Harbor. Lange hizo la fotografía en marzo de 1942, poco antes del internamiento de aquél hombre”

Todo esto me recuerda a algo que leí acerca de que la autoafirmación de una persona en su identidad cultural, o en esa que cree poseer, ha sido siempre uno de los mejores salvavidas frente al sentimiento de falta de integración dentro de un colectivo. En ocasiones es muy fácil: basta con modificar o adecuar nombre y apellidos a los usos del grupo, adoptar sus costumbres y mostrarse el más radical en los ideales que guían a aquellos. En otros casos, la distancia cultural es mayor, tanta que para quienes les ven desde dentro del grupo los consideran un peligro. Según parece estos son los dos productos de la identidad cultural instrumentalizada: intolerancia en el segundo caso; intolerantes en el primero.

2 comentarios:

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Compruebo que cuando lees te zambulles en la época en todos los aspectos.

Me resulta imposible conocer de esa depresión sin que me vengan a la retina las fotos de Dorothea Lange, Y el libro que mencionas.

¿Conoces un falso documental de W. Allen titulado Zelig? En el se demuestra, en esa clave de humor tan peculiar del director, la forma en que muchos humanos suelen reaccionar ante problemas identitarios.

Es un tema muy interesante. Y muy en boga.

Saludos.

Charles de Batz dijo...

Si, conozco la película. La vi hace un montón de años, pero lo pasé tan bien que todavía la recuerdo con bastante nitidez. Creo que, como bien dices, es un tema muy en voga y va a seguir así durante mucho tiempo.

Salud

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