lunes, 7 de marzo de 2011

Un mal día lo tiene cualquiera

¿Qué hay de ese mundo que buscábamos y con el que tantas veces hemos soñado?

En él quedó algo de nosotros, cuando todavía éramos capaces de soñarlo llevados de la mano de la estulta esperanza.

Quedó lo más puro.

Aquello que nunca seremos.

6 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Un pensamiento muy profundo, pero triste. Abogo por la impureza de lo que soy. Un abrazo muy fuerte, querido amigo.

Charles de Batz dijo...

Como digo, querida Isabel, se trataba de un mal día como los que todos tenemos. Es quizá esa impureza la que nos hace tan especiales, aunque en el caso de la anotación quería referirme más a la inocencia.

Veo que tengo un nuevo capitulo de la fundación de Roma esperándome. Corro a leerlo.

Gracias por tus palabras.

Salud

anarkasis dijo...

mientras haya salud, que vengan malos días y vientos puros, o en cajetilla, que el palo de mesana de Charles ya puede con ellos y los encauza
un gran abrazo y SALUD

Charles de Batz dijo...

Así es mi buen Anarkasis. Salud y buen viento, que los vientos seguirán llevándonos adelante, siempre adelante.

Salud!

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Puede que la única utilidad de esos días sea que nos lleven al reducto verdadero en el que aún somos o nos reconocemos.

Un abrazo.

Leodegundia dijo...

Esos mundos soñados son quizás los que nos ayudan a recorrer el camino de la vida pues mantienen nuestra ilusión.
Un abrazo

Geoclock


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