miércoles, 28 de octubre de 2009

La sombra de una llave


Recuerdo que apenas tenía algo de sentido cuando la vi por primera vez. Era una llave oscura, grande como lo son las que tienen cierta antigüedad, que colgaba del arco de una de las capillas de aquella catedral. Apenas tenía sentido entonces, y por aquél motivo, no recuerdo que ocurriera otra cosa que la de detenerme unos instante bajo ella sin preguntarme demasiado por el qué es lo que hacía allá. Para quién está comenzando a descubrir el mundo, como para quien teme perderlo, el tiempo es muy importante y, por lo tanto, no era cuestión de entretenerse en algo que ¿quién sabe?, era otra de esas cosas normales de la gente mayor.

Desde entonces, he vuelto a aquél lugar varias veces, terminando siempre por detenerme ante aquella llave; no sé muy bien si para preguntarme por el porqué de estar ahí colgada, o para confirmarme a mí mismo con alivio que, aún pasado el tiempo y sus cosas, yo seguía aquí. En ocasiones creía ver en aquél objeto una continuación argumental de lo que en la portada del templo ocurría con las putas, usureros, adúlteros y pecadores en general. En otras, era la relación entre la llave y el santo que custodia las puertas del cielo y cuyo acrónimo -de su nombre-, es precisamente dicho objeto.

Hubo una ocasión, la anterior a esta última, en que la visité con unos amigos, les señalé la llave y en ese mismo momento, alguien que paseaba por ahí se detuvo a explicarnos una confusa historia, en la que lo mismo corría la Edad Media, que nos veíamos inmersos en medio de una trifulca entre condotieros renacentistas.

El caso es que el buen hombre nos dio una buena idea, y emulando en cierta forma a Byron y los Shelley, aquella noche, después de una copiosa cena, nos reunimos en torno a una botella de aguardiente para relatar cada uno de nosotros la verdadera historia de aquella llave.

No voy a detenerme en detallar los hechos que entonces se narraron, ni siquiera creo que podría llegar a recordarlos con claridad, merced a los efectos del aguardiente que en aquél momento nos sirvió seguramente de inspiración.

Y es que, además, la realidad siempre termina por enseñarnos que gusta de hacer burla a nuestra imaginación. Donde nosotros vemos sacrificios heroicos, obligadas intervenciones de lo sobrenatural, destinos inmutables y un afán mesiánico por trascender; ella nos ofrece vidas mundanas, debilidad, soberbia, traición y el deseo único de sobrevivir.

- La próxima vez, -me dije-, vendré con la lección aprendida. Averiguaré de dónde diablos ha salido y rendiré homenaje, bajo la sombra de aquella llave, a ese recuerdo todavía desconocido.


8 comentarios:

anarkasis dijo...

No recuerdo donde dejé las llaves, ese fue uno de mis primeros síntomas.
Al siguiente día me ocurrió lo mismo, y no tuve mas remedio que inventar algo. Primero empecé a escribir las normas para recordar, y luego a ejecutarlas.
El libro de normas era la llave de mis recuerdos en ella estaba escrito:
Las llaves debes dejarlas colgadas en la puerta de salida. Así al salir recordarás donde dejaste las llaves al verlas.
..Y el libro de normas siempre estará en el lugar más visible, y en sus pastas escrito: "normas para recordar", hasta que no recuerdes para que sirve esto, entonces como las civilizaciones, estarás frente al paredón de la vida, Aureliano, que tengas un Buen día.

Anónimo dijo...

¿Cuántos habrán pasado por allí sin ver la llave?

Desde luego es buena forma de esconderla, perfectamente a la vista.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Todo tiene su historia detrás y, si bien, muchas veces no es tan pintoresca como podemos imaginar siempre es bueno el estímulo de nuestra imaginación.

Creo recordar que es en la catedral de Santa María en Cracovia donde hay una cabeza esculpida en piedra que tiene una fina cinta de madera tapándole la boca. El estraño embozamiento viene explicado por una leyenda que afirma que la cabeza interrumpió al rey en un acto de justicia medieval para defender a la acusada.

La escultura parlante obtuvo la absolución pero se ganó una cinta de madera como embozo por el descaro de dejar al rey con la palabra en la boca.


Espero que nos cuentes lo de la llave si lo das con la explicación.

Hace entradas que no te pregunto por el libro. ¿Sabes algo?

Un abrazo a ti y a tu familia.

Charles de Batz dijo...

Me tendrá usted que prestar ese libro amigo Anarkasis, que si se trata de olvidar llaves, teléfonos, salir a la calle en zapatillas u olvidar a qué había ido a un sitio; aquí tiene a un profesional... Quizá sea porque eso de recordar asuntos tan mundanos se lleve muy mal con nuestro continuo estado de abstracción.

Amigo Salamandra: lo mismo he pensado yo en más de una ocasión, está tan a la vista que para muchos habrá pasado absolutamente desapercibida. El porqué de haberse colocado ahí quizá algo que ver con ello.

Muy interesante, y desconocida para mí, la historia que narras de Sta. María de Cracovia. EN cuanto a lo que comentas de pintoresco, como ya intento adelantar en el texto, muchas veces es la realidad mucho más impresionante que la ficción.

En cuanto a lo del libro, la última noticia es que saldrá para diciembre, aunque como ya se trata del tercer retraso, uno ya no sabe que pensar. De cualquier modo, según nos han dicho entre hoy y el lunes nos mandarán las portadas para que hagamos algo de boca.

Muchas gracias por vuestra visita y comentarios.

Salud

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Genial por lo del libro. Haremos un sortilegio agote para que a la tercera vaya la vencida, amigo Espero que te satisfagan las portadas.

Saludos.

Charles de Batz dijo...

Gracias por tu interés amigo Goathemala. Acabo de recibir las portadas y pienso que están muy bien. Espero que nuestro sortilegio agote haga efecto.

Salud

Isabel Barceló Chico dijo...

Me alegra saber que ya tienes las portadas de tu libro y que te gustan... Espero que no se demore mucho, tengo muchas ganas de tenerlo y leerlo.
En cuanto a la llave... es realmente curioso cómo a veces, los elementos cotidianos, tienen la virtud de adquirir a nuestros ojos una significación especial o encierrar un misterio. A ver si nos desvelas éste de la llave... Besos.

Charles de Batz dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Isabel. Esperemos que el libro no se demore más. En cuanto a la llave, os contaré muy pronto cual es su curioso origen.

Salud

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