Mi amigo Guillermo revisa con satisfacción los tacos de bacalao que acaba de comprar. Revuelve curioso la mano por dentro de la bolsa. Acabo de dejarle en la estación, he dado la vuelta, y al pasar frente a él ni me ha visto. Seguramente esté imaginándose ya removiendolos suavemente en la cazuela.
Una señora explica nosequé a su nieto que señala a través de un escaparate. No tengo tiempo de ver de que es la tienda. Le pone la capucha al pequeño. Empieza a gotear sobre la luna de mi coche.
Algo más adelante, una pareja cruza el puente protegida bajo un paraguas. Un hombre mayor se cruza con ellos, y el viento casi le lleva la boina. Eso es: mano sobre ella, e inclina un poco la cabeza hasta pasar el río.
Un grupo de estudiantes. Una chica sola. Más gente con la mirada en los escaparates. Un hombre leyendo el periódico mientras espera al autobús, y una muchedumbre que pasa de un lado a otro. Andamios. Semáforo en rojo. Dos empleados del servicio municipal de limpieza charlan animadamente sin darse cuenta de que uno pasa la escoba por donde ha barrido antes el otro.
Salgo ya de la ciudad. Al fondo, los montes están nevados. Aquí abajo está todo de ese verde que tiene la hierba cuando rebosa agua. Algún caserio que otro. Un pabellón a la derecha y las obras clásicas de la A8. Me salgo a la general.
Serán las dos y cuarto del mediodía. Serán, porque siempre llevo el reloj del coche como cinco minutos adelantado. Tengo hambre. Es hora de parar a comer.
18 comentarios:
Pues con un día así, estaría fenomenal algún caldo o consome calentito, pero sobre todo un buen bacalao al horno,regado con un buen vino blanco.
¡Que rico es un buen bacalao bien cocinado!
Otro saludo y un abrazo.
A mi me gusta mucho pero a mi padre le pierde el bacalao. Desde que sabe que nuestros antecedentes muy probablemente sean de por allí cerca me dijo "no me extraña con el buen bacalao que hay". Imagina. A mí recordar ese pescado me lleva inmediatamente a Ponte de Lima que sé que conoces bien.
Me ha gustado esta entrada de memoria. No estaría mal repetirla precisamente en ese trayecto corto desde el trabajo a casa. Ayuda a conocer nuestro entorno.
Un abrazo.
Muy bien descrito ese paisanaje urbano. Si me permites una pequeña broma, te diría que, de estar en Valencia, el pasaje de los barrenderos lo habrías descrito así: iban hablando y dejaban amplios trozos sin barrer, pensando cada uno de ellos que ya lo habría barrido el otro. Me encantó esta entrada. Besitos.
No hay duda de que eres una persona observadora de todo lo que le rodea y a nada de tiempo que tuvieras nos contarías la historia de cada una de esas personas que se cruzaban en la calle.
Buen fin de semana.
Me gusta mucho esta entrada. Parece casi que no quiere ser. Instantáneas, imágenes borrosas a través de la lluvia. Atravesar la vida de los que habitan una ciudad siempre desde el cristal delantero de un coche. Y después, sin solución de continuidad, hundirse en el paisaje, aunque la realidad se empeñe, terca, en asomar.
Me gustó tanto la sencillez de la entrada que te copié el formato en versión matinal.
Lo que tu ves rutinario no lo es para mí.
Espero que no te molestara.
Saludos.
Me encanta la mirada intimista a lo cotidiano.
Dusfruté leyendote!
(Vengo por Goathemala y, si no te importa, seguiré pasandome...)
cariños domingueros!
Es mediodía pasadito de un domingo frío, gris, húmedo del norte. Yo también tengo hambre aunque no tengo problemas con la escoba: esta vez barro yo.
besos
Todavía que da algún sitio, querida Chela, donde cuelga el cartel ese de "hay caldo" !y que bien entra con estos fríos!. Celebro volver a verte por aquí.
Goathemala, te respondoi a tus dos comentarios: por supuesto no me molesta en absoluto la adaptación que has hecho del formato. Todo lo contrario, me alegra saber que te ha sido de alguna utilidad.
Isabel, la verdad es que me hizo mucha gracia verles tan enfrascados en su conversación que apenas se daban cuenta de lo que hacían. Fácilmente podría haber ocurrido también de la manera que tu lo cuentas.
Querida Leo, que conste que se me pasó por la cabeza lo que dices. Pensé en recrear más adelante las diferentes perspectivas de las personas que hablo, pero lo dejé porque en cierta forma podía perder esa autenticidad que ahora tiene, al ser todo estrictamente cierto.
Es como un sueño, Freia, en cierta manera es una parte de nuestra rutina, y de la de las personas que nos cruzamos que, parece una contradicción, no va a volver a repetirse. Pensé que si no lo escribía, no tardaría en olvidar ese instante, pero ahora quedará ahí por mucho tiempo. Qué cosas.
Muchas gracias por tu visita Lena y, por supuesto, pásate siempre que quieras. Es importante mirar con nuestros propios ojos a todo lo que nos rodea, eso es lo que lo hace más intimista.
Vailima, mientras escribía estas respuestas veo que llega tu comentario. ¿Frío?, gélido diría yo. Y ventoso. Y no para de llover. Bueno ahora sí, cuando ya todos los que hemos salido estamos empapados. Al hambre lo dejaré que repose un poco.
Gracias por el testimonio de vuestra visita.
Salud
Cuánto tiempo sin saber de tí, Charles. Te acabo de loicalizar en La Tierra de los Árbiles, que te cita. Y me alegré.
No hace falta que tu te acuerdes de mi, lo importante es que te volví a encontrar.
Un beso
Aquí está nevando y la nieve comienza a cubrir las calles. Espero poder volver mañana a casa.
Enfrente hay un cedro cubierto de andrajos de luz y, a lo lejos, se deslizan lentamente los coches.
Un abrazo.
Uno ha estado invadido por virus, y no de gripe precisamente.
Perfilar y deescribir unos gestos aparentemente sin importancia, esos que constituyen nuestra vida; como las manos de Chillida.
Un saludo de salud amigo Charles.
el reló biocológico es mucho más exacto, y si no, yo también le hago caso, pare usté
Muchas gracias a todos. Disculpad que os responda a una, pero he pasado sin interrupción de terminar mis auditorias a caer en la garras del más terrible de los gripazos, que me ha dejado para lo justo esta semana.
Mañana me marcho al Perigord de vacaciones. Espero encontraros a la vuelta.
Que paséis bien al nuevo año.
Salud
Que disfrutes de tus vacaciones y nos traigas nuevas historias. Te deseo lo mejor en estas fiestas y en ese año que está por llegar. Un abrazo.
¡Ah!: ¡TORNAVIENTOS…! Preciosos relatos, como es habitual.
Venía en busca de las nubes: malos presagios… pero hermosas, aquellas nubes…
A ver si, para Enero, ya descifré el enigma de esa palabra: ‘tornavientos’.
Felices días, Charles.
Volverá la brisa del oeste.
migratoria
C.
Disfruta Charles, el año que comienza en breve será muy bueno para ti.
Conmigo la gripe juega estos días al escondite.
Abrazos.
Muchas gracias a todos por vuestras palabras, espero que este nuevo año nos depare lo mejor a todos nosotros. Migratoria, celebro volver a encontrate por aquí después de tanto tiempo. Tus reapariciones son para mí, como ya te dije, motivo de alegría. Hasta pronto, espero.
Salud
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