miércoles, 3 de diciembre de 2008

Bron

Hace unas semanas me dispuse a poner algo de orden entre las anotaciones que tenía guardadas sobre las últimas etapas de nuestro Camino de Santiago. La intención, muy buena ella, era la de acabar de una vez por todas con el relato que he ido escribiendo acerca de las cosas que ví, escuché y experimenté durante aquellas jornadas.

Desgraciadamente, uno es muy voluble en lo que a interés se refiere, y si en ese momento estaba decidido a invertir todo mi tiempo libre en finalizar el relato peregrino, faltó que apareciera algo que llamara mi atención, para que la dedicación y la búsqueda tomaran de nuevo otros derroteros.

Me explico.

De entre esa maraña de servilletas de papel, publicidades, algún pedazo de cartulina y hojas de block arrancadas, me encontré con una, anotada apresuradamente, llena de abreviaturas y dispuesta casi en espiral, en la que sobresalía una frase escrita con más fuerza y subrayada para atraer la mirada, que decía:

Autrassei le broum?

Sin leer más, pude recordar que fue en Melide, en un pequeño establecimiento de esos pocos que todavía quedan y que son a la vez cantina, cacharrería, oficina de correos y tienda de alimentación. Apenas estábamos media docena de personas, contando a la dueña, viuda del antiguo cartero del pueblo, a quién habían hecho un pequeño monumento un poco más adelante, por el celo y los años de dedicación que había empleado en servir a su comunidad.

- Sólo él -nos dijo la buena mujer-, algún feriante y los pocos peregrinos que pasaban entonces, traían al pueblo noticias del mundo.

Recuerdo que fuera llovía suavemente, a modo de las cortinas que flamean con la brisa, y que envuelto en el calor de aquella penumbra y de lo que allí se contaba, mis pensamientos volaban lejos, hacía ese sentimiento de trascendencia que ni la más misteriosa de las lenguas sería capaz de traducir a palabras.

Y entonces, descubrí que había vuelto a perder el rumbo.

12 comentarios:

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

También llueve mansamente aquí ahora mismo. Saboreo un café soberbio y te leo que es lo mismo que perder de forma complaciente el rumbo. Esta es una de esas formas en que la felicidad, tan fugaz y esquiva, se presenta.

Y lo aprovecho.

Gracias.

Isabel Barceló Chico dijo...

Creo que tú no pierdes el rumbo nunca. Sobre todo, porque sabes aprovechar todos los momentos, hacer de cualquier cosa, por nimia que parezca, un motivo de reflexión, un sujeto literario. Ves el mundo con unos ojos que me gustan.
Besos, querido amigo.

Charles de Batz dijo...

A ti, querido amigo, por tus palabras. No se porqué, pero esa lluvia suave siempre a llamado mi atención, tanto que en muchas ocasiones pierdo toda noción mientras disfruto de ella.

Muchas gracias Isabel, para mi es un honor que digas eso y, desde luego que me anima a seguir contándoos todas estas historias en parte vividas y en parte imaginadas.

Un abrazo y salud

Anónimo dijo...

Está bien perder el rumbo, indica que por lo menos lo tienes.

Desde mi punto de vista las historias una vez contadas, son todas iguales. No creo que tenga tanta importancia si se vivieron, se imaginaron o se alucinaron.

Salud

Anónimo dijo...

pedro piqueras me dió la notissia de que tornaba los vientos y las nieves y de que el bron volvía a estar vivo, con sus retorceduras lingüísticas, (yo aún uso, guipar)
y bueno es recomendar de guipar este, que lo es, un buen rumbo. De nuevo, bienvenido de nuevo Charles, señor del Baz

Anónimo dijo...

Qué puntualidad la tuya.
Pierdes el rumbo hacia cosas que me lo hacen perder y eso es una de las cosas que siempre agradezco en tus escritos. Sabía algo del bron y no recuerdo muy bien mi fuente, creo que fué en Gárgoris y Habidis.
Un lejano recuerdo de uno de esos supermercados rurales, interior de Lugo, por entonces las monedas en las que aparecía la efigie de Franco se mezclaban en los bolsillos con las del rey Juan Carlos, a la hora de pagar el tendero va apartando las monedas en las que aparece el último, solamente admite las otras, al salir nos miramos con incredulidad. Esta sensación de regreso al pasado la volví a vivir otra vez en el mismo interior de Lugo junto a mi amigo Vere.
Un placer tenerte de vuelta xagó Charles.

Vere dijo...

Fue un verano que pasamos en una antigua casa rectoral en Santiso, muy cerca de Melide con cuadras, un enorme patio con su panera de ocho pies, huerto, un bosque de castaños alrededor y, sobre todo la biblioteca del cura que la había habitado.

Charles de Batz dijo...

Salamandra, creo que al final el problema es que se termina por tener tantos rumbos, que no se tiene ninguno. Me recuerda a ese magnífico epitafio que decía "Aquí yace , Hércules-Sabinio Cyrano de Bergerac, que fue todo y no fue nada".

Me alegra haber coincidido, como dices, en el Apocalipsis según Pedro Piqueras... Veremos si los vientos siguen soplando de la misma dirección, y garliamos xiro bron. Bien encontrados de nuevo, y espero que cunda el ejemplo en eso de actualizar bitácoras... ;-)

Maniático de la puntualidad, si señor Herri. Aciertas en lo de la referencia bibliográfica que mencionas, pues ahí se habla algo de ello -espacio tiene el libro de marras para eso y más ;-)-.

Es una pena que queden tan poco establecimiento como ese. Tenía mucho de encanto. Recuerdo otro semejante en una localidad del País Vasco, a donde de pequeño bajaba creo que todos los sábados a la noche a ver Kung-Fu. Bueno, bajaba yo y medio pueblo, con las sillas de casa e incluso algo para picar; la animación y comentarios que salían en aquellas sesiones eran seguramente más entretenidas y divertidas que lo que se estaba viendo. Un placer encontrarte aquí xebral xago.

Como puedes imaginar, Vere, en cuanto te he leido, he saltado al google a buscar ese sitio en el que estuvísteis. Buen lugar, y por lo que cuentas de la casa, magnífico para compartir un retiro con los amigos y la familia. Supongo que no perderiais la oportunidad de conocer toda aquella zona, tan llena de magia y hermosura.

Muchas Gracias por el testimonio de vuestra visita.

Salud

Leodegundia dijo...

Por fin llego hasta tu casa y con alegría veo que ya está abierta y con noticias nuevas.
Hablas de perder el rumbo, no, tú nunca pierdes el rumbo, lo que sucede es que estás tan lleno de historias, de viajes y de vida que tienes muchos rumbos y gracias a ello nosotros disfrutamos con tus vivencias ya sean reales o imaginadas.
Un abrazo y beinvenido.

Golem dijo...

Gracias por volver. Te echaba de menos.

No había oído hablar del Bron.

Pero ahora he encontrado hasta un villancico para los tiempos que vienen.

"A rancerte una nana

mutil chipeno

de Miranda trobaron

los xagoteros"


Creo que no pierdes el rumbo, si acaso lo perdemos los demás.

Un abrazo

Charles de Batz dijo...

Gracias Leo, creo que en cierta manera no podemos hablar de lo que hemos vivido si no es imaginándolo, interpretándolo con lo que el tiempo y nuestras lecturas nos han dado.

Fab, lo que más me puede alegrar es que haya podido despertar vuestra curiosidad y que, más allá de lo que pueda contar, queráis saber algo más sobre todo ello.

"Trompisar de las zuocas,
rance un rodante,
plorexaba la turdia
llágrima frache."

Muchas gracias por el testimonio de vuestra visita.

Salud

Chela dijo...

¡No me acordaba de este otro blog!
¡Igualmente interesante!

Hoy está un día de lluvia increible y he vuelto al ordenador.

Desdeluego el camino de Santiago da para mucho, pero también cualquiera de tus páginas, me hacen recordar y también aprender...

No conocia yo este tema del "bron" o dialecto gremial de los caldereros, que recorrian el camino para vender sus trabajos.

Me hiciste evocar también aquellos oscuros caminos de los buhoneros que atrevasaban las montañas gallegas para ir a tierras leonesas y de la Maragateria, llevando y trayendo mercancias, a la vez que noticias, cuentos y fantasia.

Las tierras de la zona de Melide y Arzua fueron hasta no hace mucho años zonas muy rurales en sus costumbres y ha sido donde he visto por última vez una Galicia casí medieval, sociologicamente hablando, por sus costumbres.

Un saludo al atardecer.

Geoclock


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